Joven, sin preparación académica y mujer: poco significaba alguien con estas características en la Europa del siglo XIV. Pero, Dios, que tiene una especial preferencia por lo pequeño y vulnerable, hizo de Catalina de Siena una ejemplar predicadora del Evangelio.
Nació en Siena en 1347. Es la 24 de 25 hermanos. A los dieciocho años tomó el hábito de la orden Tercera de Santo Domingo. Se forma en torno a ella un grupo de hombres y mueres que se alimentan de sus ricas enseñanzas. Pone paz, en nombre de Jesús, entre las ciudades italianas enfrentadas entre sí. No teme decirle al papa, en nombre de Jesús, lo que tiene que hacer. Fue proclamada doctora de la Iglesia en 1970 por el papa Pablo VI. San Juan Pablo II la declaró copatrona de Europa.
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