El Buen Pastor - Juan 10,
27-30
En aquel tiempo dijo Jesús: - Mis
ovejas escuchan mi voz, y yo las conozco y ellas me siguen, y yo les doy la
vida eterna; no perecerán para siempre y nadie las arrebatará de mi mano. Mi
Padre, que me las ha dado, supera a todos y nadie puede arrebatarlas de la mano
de mi Padre. Yo y el Padre somos uno.
Explicación
En este evangelio, Jesús es
presentado por los primeros cristianos como un Pastor Bueno. Y lo es porque nos
conoce, nos quiere, le seguimos y apreciamos su voz. Es más, sabemos que dio su
vida por nosotros, y que allí donde vayamos, nos acompañará. Es un Pastor
Bueno, porque se desvive por sus ovejas.
Evangelio dialogado
Cuarto domingo de Pascua –C- (Jn
10, 27-30)
Narrador: Voy a contaros
una conversación que mantuvo Jesús con un grupo de judíos en el Templo de
Jerusalén durante la fiesta de la Dedicación.
Niño1: Yo conozco algunas
fiestas judías, pero nunca oí hablar de la fiesta de la Dedicación. ¿Qué se
celebraba en ella?
Narrador: Se celebraba la
purificación del templo, que llevó a cabo Judas Macabeo allá por el año 164
antes de Cristo. Había sido profanado por Antíoco IV, rey de Siria, cuando
conquistó Jerusalén.
Niño2: Los enemigos del
pueblo judío debían de tener manía al Templo.
Narrador: El Templo
representaba muchísimo para los judíos, pues su historia y su vida personal
giraban en torno a él.
Niño1: ¿Y qué hicieron los
que conquistaron el templo?
Narrador: Quitaron las
costumbres judías e impusieron el culto a Júpiter Olímpico. Pero dejemos a un
lado la historia y veamos lo que nos cuenta el Evangelio. Jesús se paseaba por
el pórtico de Salomón, en el templo. Un grupo de judíos le rodeó y comenzaron a
preguntarle.
Niño 1: ¿Hasta cuándo nos
vas a tener en suspense? ¿Eres tú el Mesías?
Niño 2: ¿Eres tú el que
esperamos o tenemos que esperar a otro?
Jesús: Os lo he dicho y no
me habéis creído.
Niño 1: ¿Quién da
testimonio de ti? ¿Quién te respalda?
Jesús: Las obras que yo
hago. Si no creéis en mí, creed en mis obras.
Niño 2: Todos obramos en
este mundo por alguna razón. ¿En nombre de quién obras tú?
Jesús: En nombre de mi
Padre que está en los cielos.
Judío1: ¡Eso no puede ser,
estás mintiendo! ¡Cómo vas a ser tú Hijo de Dios! Ya ves que nosotros no
creemos en ti.
Jesús: Porque vosotros no sois de mis ovejas.
Judío2: ¡Aclara eso,
vamos, acláralo!
Jesús: Es fácil de
entender. Mis ovejas escuchan mi voz, yo las conozco y ellas me siguen.
Niño 1: Nadie sigue a otro
sin recibir nada. ¿Qué les das tú a tus ovejas?
Jesús: La vida eterna.
Niño 2: ¿Eterna? Seguro
que esas ovejas pronto morirán. O cualquiera te las arrebatará de las manos. Es
la ley de la selva, amigo.
Jesús: Ni perecerán, ni
nadie las arrebatará de mis manos.
Niño 1: ¿Por qué estás tan
seguro? ¿Quién te dio esas ovejas?
Jesús: Esas ovejas me las
dio mi Padre.
Niño 2: ¿Y por qué no te
las podemos quitar?
Jesús: Porque nadie puede
arrebatarlas de la mano de mi Padre, ya que Él es más que todas las cosas.
Niño 1: ¿Qué relación
tienes tú con el Padre? ¿Tan unido estás a él?
Jesús: Amigos, yo y el
Padre somos uno.
Elaborado por: Fr. Emilio Díez Ordóñez y Fr. Javier Espinosa Fernández
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