Las Crónicas de Narnia, son una saga literaria de libros dedicados especialmente a un público joven, creada por el escritor y profesor C. S Lewis entre 1950 y 1956. Ha tenido siete adaptaciones cinematográficas desde 1979, pero probablemente la que más recordemos sea la de 2005. Ahora, para saber qué relación tiene esta película con el cristianismo empezaremos descubriendo quién es su autor, C.S.Lewis.
Clive Staples Lewis (Belfast, Irlanda del Norte, 29 de noviembre de 1898 - Oxford, Inglaterra, 22 de noviembre de 1963), popularmente conocido como C. S. Lewis, y llamado Jack por sus amigos, fue un medievalista, apologista cristiano, crítico literario, novelista y académico. Reconocido por sus novelas de ficción, especialmente por Cartas del diablo a su sobrino, Las Crónicas de Narnia y la Trilogía cósmica, entre otros.
Amigo cercano de J. R. R.
Tolkien, el autor de «El Señor de los Anillos». Lewis fue bautizado en la Iglesia de
Irlanda cuando nació, pero durante su adolescencia se alejó de su fe. Debido a
la influencia de Tolkien y otros amigos, cuando tenía cerca de 30 años, Lewis
se reconvirtió al cristianismo, su conversión y sus transmisiones radiofónicas
en tiempo de guerra sobre temas relacionados con el cristianismo, fueron
ampliamente aclamadas.
Las siete novelas que integran «Las crónicas de Narnia» ilustran un cristianismo tan transparente como el que se puede observar en la obra de Chesterton. En 1939 comenzó a escribir El león, la bruja y el ropero, pero la concluyó recién en 1949 y la editó al año siguiente. Las seis restantes reconocen este orden de publicación: El príncipe Caspian (1951), La travesía del Viajero del Alba (1952), La silla de plata (1953), El caballo y el muchacho (1954), El sobrino del mago (1955) y La última batalla (1956).
La palabra Narnia aludiría a una antigua ciudad italiana situada en las cercanías de Roma, bautizada Narni al ser conquistada por los romanos en 299 a.C. Los episodios de Las Crónicas de Narnia transcurren en ese universo de fantasía creado por Aslan, que en idioma turco significa «león». En Narnia hay seres humanos, animales parlantes y criaturas mitológicas. Lewis ha hecho de Narnia un mundo plano, más allá de cuyo borde exterior está el Oriente Absoluto, donde mora el Emperador-Más-Aslá-del-Mar, quien ha enviado a Aslan. Los seres humanos acceden a Narnia mediante diversos métodos.
La fe para C.S.Lewis
«No hay nada más grande que la fe», afirma el parlanchín ratón Reepicheep en «La travesía del Viajero del Alba». El sentido cristiano de Las Crónicas de Narnia generó numerosas polémicas, que quedaron dirimidas cuando se conoció una carta de Lewis, fechada en 1961, donde el autor refiere que «la historia de Narnia y el mítico león Aslan aluden a Cristo».
En esa carta, divulgada por Hooper, el autor dice: «Supongamos que existiese un mundo como Narnia y supongamos que Cristo quisiese ir a ese mundo y salvarlo (como lo hizo por nosotros). ¿Qué pasaría entonces? Pues las crónicas son mi respuesta. Como Narnia es un mundo de bestias que hablan, pensé en encarnarlo como una bestia que habla. Le di forma de león porque se supone que el león es el rey de las bestias, y Cristo es el León de Judá mencionado en la Biblia».
El león, la bruja y el ropero y la historia de la Salvación
Este primer libro de la Saga de Narnia, fue el primero en ser llevado a las pantallas grandes de cine. La película retrata fielmente la redacción original de Lewis, por lo que se ve claramente el marco cristiano de la obra. Los que pudieron apreciar la película, recuerdan, seguramente, con una noción básica de fe católica, la Salvación que nos traído Cristo en su Resurrección. Hito inigualable en la historia de la humanidad. Dios hecho hombre, que por amor, muere por cada uno de nosotros en la Cruz.
En este primer libro de la Saga, una Bruja Blanca que se hace llamar reina de Narnia sin serlo, intenta seducir y acabar con los humanos, en el intento de impedir el cumplimiento de una profecía de liberación de Narnia por los descendientes de Adán y Eva.
El personaje central de la fábula es Aslan, un león que evoca claramente a Jesucristo (el león de la Tribu de Judá presentado en Apocalipsis 5, 5), quien entrega su vida en sacrificio, muriendo voluntariamente a manos de la Bruja Blanca (evidente imagen de Satán y del mundo sometido bajo su influjo), a cambio de rescatar el alma de uno de los niños protagonistas, que había sido tentado y seducido por la Bruja. Pero tras la muerte de Aslan viene su resurrección.
Lleno de vida, de fuerza y majestad, el león triunfante resucita con su «aliento» a todos aquellos que previamente habían perecido mártires en la lucha contra el mal (imagen de la Iglesi Celestial). Es entonces cuando la gran batalla por la liberación de Narnia se inclina en favor del bien, por la intervención de Aslan y de todos aquellos que habían vuelto a la vida por su aliento. Aslan, el león de Judá, había encomendado al mayor de los cuatro niños protagonistas, Peter, (evocación de Pedro, el príncipe de los apóstoles y primer Papa) la tarea de capitanear las tropas del bien llevando a Narnia la paz y la victoria definitiva sobre el mal.
Los cuatro niños protagonistas de esta película, «hijos de Adán y Eva», están llamados a cumplir una profecía en la que son al mismo tiempo «redimidos» y corredentores. ¡Tan real como nuestra vida misma! La tesis de la película es nítida: Necesitamos de Jesucristo, para que llegue la Navidad al invierno de nuestras vidas. Solo así volverá a florecer la esperanza, como una nueva primavera.
Estatua de C. S. Lewis buscando en un armario, titulada The Searcher, de Ross Wilson
La película está llena de nociones teológicas disfrazadas de ficción. Es indudable que esta fábula tenga una gran capacidad de evangelización. Sin embargo, es cierto también que la ignorancia religiosa del momento actual es inmensa y puede incapacitar a muchos para percibir el profundo contenido teológico de esta obra prima de C.S.Lewis.
Pidamos al Señor de la vida, que nos muestra su amor, muriendo en la Cruz por nosotros, ayude a abrir el corazón de todos nosotros, a la promesa de Salvación que nutre nuestra esperanza cristiana, de la vida eterna más allá de la muerte. Que la nieve y el frío de Narnia, reflejando nuestro corazón alejado del amor del Señor, se convierta en un sagrario apasionado por el amor que brota de un corazón traspasado como el de Cristo.
(Reflexiones y comentarios sacados de Catholic.net)
Hola Isabel, soy Leo, me han encantado los vídeos que has publicado.
ResponderEliminarHola Isabel, soy Leo, me han encantado los vídeos que has subido.
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