Solemnidad del Corpus Christi
Lectura del santo evangelio según
san Lucas (9,11b-17):
En aquel tiempo, Jesús se puso a
hablar al gentío del reino de Dios y curó a los que lo necesitaban.
Caía la tarde, y los Doce se le
acercaron a decirle: «Despide a la gente; que vayan a las aldeas y cortijos de
alrededor a buscar alojamiento y comida, porque aquí estamos en descampado.»
Él les contestó: «Dadles vosotros
de comer.»
Ellos replicaron: «No tenemos más
que cinco panes y dos peces; a no ser que vayamos a comprar de comer para todo
este gentío.» Porque eran unos cinco mil hombres.
Jesús dijo a sus discípulos:
«Decidles que se echen en grupos de unos cincuenta.»
Lo hicieron así, y todos se
echaron. Él, tomando los cinco panes y los dos peces, alzó la mirada al cielo,
pronunció la bendición sobre ellos, los partió y se los dio a los discípulos
para que se los sirvieran a la gente. Comieron todos y se saciaron, y cogieron
las sobras: doce cestos.
Explicación
La solemnidad del Corpus Christi
nos recuerda la singular y particular importancia que Jesús daba al comer
juntos en torno a una misma mesa. Las comidas de Jesús fueron gestos y acciones
proféticas. Quien se aproxima al Misterio de Jesús no puede eludir el profundo
significado religioso y el valor transcendente que el mismo Jesús quiso
imprimir a la comensalidad. Sirvan como ejemplo los relatos de la multiplicación
de los panes y los peces, las bodas de Caná, la conversación entre Jesús y la
sirio-fenicia, la comida en la casa de Simón…
Cuando los seguidores de Jesús se
volvieron a reunir tras su muerte, ahora ya sin Jesús, con la sola fuerza en la
convicción de su nueva presencia resucitada, hasta el punto de que podemos
hablar de la comunidad del Resucitado, lo hacen, como nos relatan los textos
del Nuevo Testamento, celebrando una comida y partiendo y repartiendo el pan,
tal como lo habían visto hacer al mismo Jesús. Es más, las narraciones sobre
Jesús, que después pasaron a ser relatos a cerca de Jesús, origen de los
Evangelios, se fraguaron en estas comidas de fraternidad.
El sencillo pueblo cristiano, y
en lucha frente a las autoridades eclesiásticas, comprendió de una forma más
plena y auténtica el sentido profundo de la Cena del Señor hasta el punto que,
llevado de su ‘sentido de la fe’, consiguió durante la Edad Media europea hacer
de la celebración vespertina del Jueves Santo, la Cena del Señor, una solemnidad
particular, pasado el tiempo de Pascua, para realzar y celebrar con total
alegría y regocijo la institución de la Eucaristía, esto es, el memorial por el
cual Jesús se hace ‘real’, simbólica y sacramentalmente, bajo las especies y
signos de pan y de vino en torno a una mesa compartida.
Fray Manuel Jesús Romero Blanco O.P.
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