La tempestad calmada - Marcos 4, 35-40
Aquel día, al atardecer, dijo Jesús a sus discípulos: -Vamos a la otra orilla. Dejando a la gente, se lo llevaron en barca, como estaba; otras barcas lo acompañaban. Se levantó un fuerte huracán y las olas rompían contra la barca hasta casi llenarla de agua. Él estaba a popa, dormido sobre un almohadón. Lo despertaron diciéndole: - Maestro, ¿no te importa que nos hundamos? Se puso en pie, increpó al viento y dijo al lago: -¡Silencio, cállate! El viento cesó y vino una gran calma. Él les dijo: -¿Por qué sois tan cobardes? ¿Aún no tenéis fe? Se quedaron espantados y se decían unos a otros: - Pero ¿quién es éste? ¡Hasta el viento y las aguas le obedecen!
Explicación
Era por la tarde, y Jesús dijo a los discípulos que le llevaran a la otra orilla del lago. En medio de la travesía se levantó un huracán y las olas casi hacían hundir a la barca. Los discípulos asustados llamaron a Jesús que estaba durmiendo. Jesús se despertó y les dijo: -¿Por qué estáis asustados, hombres de poca fe? Entonces ordenó al viento y al lago que se callasen y se produjo una gran calma. Los discípulos estupefactos comentaban: - ¡Hasta los vientos y las aguas le obedecen!
Elaborado por: Fr. Emilio Díez Ordóñez y Fr. Javier Espinosa Fernández
No hay comentarios:
Publicar un comentario