domingo, 27 de octubre de 2019

Zaqueo, recaudador de impuestos.

Zaqueo - Lucas 19, 1-10
En aquel tiempo entró Jesús en Jericó y atravesaba la ciudad. Un hombre llamado Zaqueo, jefe de publicanos y rico, trataba de distinguir quién era Jesús, pero la gente se lo impedía, porque era bajo de estatura. Corrió más adelante y se subió a una higuera para verlo, porque tenía que pasar por allí. Jesús, al llegar a aquel sitio, levantó los ojos y dijo: - Zaqueo, baja en seguida, porque hoy tengo que alojarme en tu casa. El bajó en seguida, y lo recibió muy contento. Al ver esto, todos murmuraban diciendo: - Ha entrado a hospedarse en casa de un pecador. Pero Zaqueo se puso en pie, y dijo al Señor: - Mira, la mitad de mis bienes, Señor, se la doy a los pobres; y si de alguno me he aprovechado, le restituiré cuatro veces más. Jesús le contestó: - Hoy ha sido la salvación de esta casa; también éste es hijo de Abrahán. Porque el Hijo del hombre ha venido a buscar y a salvar lo que estaba perdido.




Evangelio dialogado DOMINGO 31º - Ciclo C
NARRADOR: Jesús fue a visitar la ciudad de Jericó. Las personas se ponían a los lados de las calles esperando verle. Una de las personas entre la multitud era un hombre muy bajito. Era tan bajito que no alcanzaba a ver por encima de la muchedumbre. Este hombre se llamaba Zaqueo, era jefe de publicanos y rico. Él quería ver a Jesús, así que trepó a un árbol y esperó a que Jesús pasara por allí. Jesús al llegar a aquel sitio miró hacia arriba y le dijo:
JESÚS: “Zaqueo, baja en seguida porque hoy tengo que quedarme en tu casa”.
NIÑO 1: Las personas que estaban alrededor se sorprendieron, ¿sabes?, Zaqueo era una de las personas más odiadas en todo Jericó.
NIÑO 2: ¿Por qué era tan odiado?
NIÑO 1: Porque Zaqueo era un hombre pequeño con un gran problema. Él era un ladrón y un tramposo. Era el principal recaudador de impuestos de la ciudad y se había convertido en un hombre rico, porque había estafado a la gente recogiendo más impuestos de los que debía.
NIÑO 2: Entonces, ¿se quedaba con parte del dinero que recaudaba?
NIÑO 1: Pues claro. Y por eso la gente no podía entender que Jesús fuera a la casa de un hombre como Zaqueo, porque le consideraban un pecador.
NARRADOR: Zaqueo sabía que había engañado a las personas y cuando llegó con Jesús a su casa, le confesó a Jesús que estaba arrepentido de haberse comportado mal y le dijo:
ZAQUEO: “Ahora mismo voy a dar a los pobres la mitad de lo que tengo, y si en algo he defraudado a alguien, le devolveré cuatro veces la cantidad que le quité”.
NARRADOR: Debido a que Zaqueo estaba arrepentido por lo que había hecho y que también había confesado su pecado, Jesús le perdonó y le dijo:
JESÚS: “Hoy ha llegado la salvación a esta casa, también este es hijo de Abraham, porque el hijo del hombre ha venido a buscar y salvar lo que estaba perdido”
Elaborado por: Fr. Emilio Díez Ordóñez y Fr. Javier Espinosa Fernández


Todos los Santos

¿Qué es la santidad, en qué consiste, dónde se la reconoce, cómo se vive?
El Papa Francisco nos llama a una santidad en la vida corriente, en el trabajo, en la amistad, en la familia, en la escuela y en las relaciones sociales. Una santidad que no ha de ser perfeccionista ni individualista sino que se deja llevar y transformar poco a poco por la gracia de Dios.
La santidad nos abre a Dios y a los demás. En ella encontramos nuestra verdadera felicidad.


El Día de Todos los Santos se recuerda a todos los millones de personas que han llegado al cielo, aunque sean desconocidos para nosotros, aquellos que han sido canonizados y  propuestos por la Iglesia como ejemplos de vida cristiana. Los cristianos también recordamos en torno a esta festividad a nuestros fieles difuntos.

Hay muchas tradiciones que varían según los países, siempre relacionadas con el recuerdo de aquellos que se fueron.








jueves, 24 de octubre de 2019

Recogida solidaria


Desde el área de Religión Católica y durante el mes de noviembre y diciembre se procederá a la recogida de material escolar a beneficio de la Parroquia de Banao, poblado situado en el centro sur de la provincia de Sancti Spíritus en Cuba. El material escolar se entregará en febrero a través de la peregrinación que la Parroquia de Tamarite hará a la zona. Animamos a colaborar en este proyecto solidario que beneficiará a muchos niños de Cuba. Muchas gracias.
¡SOMOS SOLIDARIOS CUANDO AYUDAMOS A LOS DEMÁS!








lunes, 21 de octubre de 2019

Arte en la Edad Media

Los alumnos del CEIP Víctor Mendoza de Binéfar desde al área de Religión Católica trabajarán el arte en la Edad Media. Este tema se enmarca en el proyecto del centro sobre Edad Media. Damos gracias al Museo Diocesano Barbastro-Monzón por facilitarnos estos cuadernillos que nos servirán como punto de partida para ir ampliando nuestros conocimientos. @museodbm



El fariseo y el publicano


El publicano y el fariseo - Lucas 18, 9-14
En aquel tiempo dijo Jesús esta parábola por algunos que, teniéndose por justos, se sentían seguros de sí mismos y despreciaban a los demás: - Dos hombres subieron al templo a orar. Uno era fariseo; el otro, un publicano. El fariseo, erguido, oraba así en su interior: ¡Oh Dios!, te doy gracias porque no soy como los demás: ladrones, injustos, adúlteros; ni como ese publicano. Ayuno dos veces por semana y pago el décimo de todo lo que tengo. El publicano, en cambio, se quedó atrás y no se atrevía ni a levantar los ojos al cielo; sólo se golpeaba el pecho, diciendo: ¡Oh Dios!, ten compasión de este pecador. Os digo que éste bajó a su casa justificado y aquel no. Porque el que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido.

Explicación
Para hablar con Dios debemos hacerlo con sencillez. Eso quiere decir Jesús cuando cuenta esta historia a sus amigos : Dos hombres fueron al templo a orar. Uno de ellos se puso muy adelante y dijo: Te doy gracias Dios, porque no soy como los demás, ladrones, mentirosos y tramposos. Yo pago los impuestos religiosos y cumplo con la ley del ayuno. El otro, escondido en el fondo del templo, decía : Oh Dios, perdóname que soy un pecador !. El primero no fue escuchado. El segundo sí. No se atrevía ni a levantar los ojos al cielo.





EVANGELIO DIALOGADO
Narrador: Entre los que se acercaban a Jesús a escuchar sus enseñanzas, había gente de toda clase, de distinta religión, ricos y pobres; y Jesús oía toda clase de conversaciones.
Publicano: Vosotros los fariseos sois unos creídos. Os creéis más que los demás, porque habéis estudiado. Unos orgullosos... eso es lo que sois.
Fariseo: A vosotros sí que no os quiere nadie. Mucha envidia es lo que tenéis. Sí, envidia porque somos más listos que vosotros y más buenos. Vosotros sois malos y pecadores, y no se puede hablar con vosotros.
Narrador: Este era el tono, que amenazaba proximidad de tormenta. La cosa se iba poniendo muy seria. ¡Eh! amigos, escuchad... ¡Eh! escuchad. Creo amigos que os va a venir muy bien, pero que muy bien, lo que dice Jesús. Escuchad, por favor.
JESÚS: Dos hombres subieron al templo a orar. Uno era fariseo.
Narrador: Los fariseos eran personas que se sabían de carretilla la Ley de Moisés, y presumían de cumplirla al pie de la letra.
JESÚS: El otro era un publicano.
Narrador: Los publicanos se encargaban de cobrar los impuestos, que exigía Roma. Por eso el pueblo no les tenía cariño, y los fariseos los despreciaban... Pero, oigamos lo que dice Jesús.
JESÚS: El fariseo, en pie, en medio del templo, oraba así: ¡Oh Dios!, te doy gracias porque no soy como los demás hombres: ladrones, injustos, adúlteros. Tampoco soy como ese publicano. Yo ayuno dos veces por semana y entrego al templo una parte de todo lo que gano, como manda la ley.
Narrador: El otro, el publicano, se había colocado en un rincón del templo, de rodillas, sin atreverse a levantar la cabeza. Escuchemos...
JESÚS: El publicano oraba así: ¡Dios mío!, ¡Dios mío! ten compasión de mi porque soy un pecador.
Narrador: Y Jesús dirigiéndose a todos los que le escuchaban, les dijo:
JESÚS: Os digo, que el publicano volvió a su casa estando a bien con Dios y el fariseo no. Porque todo el que se cree importante será humillado y el que se humilla será importante ante Dios.
Elaborado por: Fr. Emilio Díez Ordóñez y Fr. Javier Espinosa Fernández






miércoles, 16 de octubre de 2019

El Rosario Misionero

El Rosario Misionero es una forma de oración que toma como base el Rosario tradicional, en el cual, por intercesión de María, se pide al Padre por las intenciones y necesidades de todo el mundo. Es una oración mariana universal y misionera, que consiste en rezar los cinco misterios de cada día teniendo presentes los cinco continentes del mundo, pensando en la situación concreta de cada continente desde el punto de vista de la evangelización y de la presencia cristiana, y orando por los misioneros y misioneras, por todos los agentes de la evangelización, y por todos los que aún no conocen la Buena Nueva de la salvación, para que se abran a la luz del Evangelio.
Fue pensado y organizado por el Arzobispo Fulton Sheen, que era el Director de la Sociedad Americana para la Propagación de la Fe (en E.U.A), y creó la Misión de Rosario por la paz mundial en 1950, para sugerir y brindar una forma práctica de orar por las misiones y los misioneros.










1° Misterio, de color verde, se reza por África. El color verde, nos recuerda las verdes selvas habitadas por nuestros hermanos africanos. 

2° Misterio, de color rojo, se reza por América. El color rojo, simboliza la sangre derramada por los mártires que dieron su vida durante la evangelización de este continente. 

3° Misterio, de color blanco, se reza por Europa. El color blanco, nos recuerda a la raza blanca, originaria de este continente y al color de las vestiduras del Papa, que también tiene en él su sede. 

4° Misterio, de color azul, se reza por Oceanía. El color azul nos habla de Oceanía, con sus miles de islas esparcidas en las azules aguas del Océano Pacífico. 

5° Misterio, de color amarillo, se reza por Asia. El color amarillo nos trae a la memoria el Asia, poblado en gran parte por razas de este color. 


Su Santidad el Papa Juan XXIII rezaba el Rosario Misionero todos los días por el mundo entero, dedicando una decena a cada continente: "Como Papa debo orar por la humanidad entera y lo hago al rezar el Santo Rosario Misionero: la primera decena por África, la segunda por América, la tercera por Europa, la cuarta por Oceanía y la quinta por Asia". 



lunes, 14 de octubre de 2019

Evangelio del Domingo


Jesús explicó a sus discípulos cómo había que rezar sin desanimarse. Les propuso esta parábola.

Evangelio dialogado - Lucas 18, 1-8 - Domingo 20-10-19
Narrador: En aquel tiempo, Jesús, para explicar a sus discípulos cómo había que rezar sin desanimarse, les propuso una parábola.
Discípulo1: Maestro, enséñanos a orar. Nos has dicho muchas veces cómo hay que rezar, pero no da resultado.
Discípulo2: Yo empiezo a desilusionarme, ¿seguro que no te equivocaste al enseñarnos a rezar?
Jesús: Vale, os lo repetiré a ver si ahora queda claro. Para rezar debéis decir «Padre nuestro, que estás en el cielo...»
Discípulo1: ¡Eso, Jesús, ya lo sabemos! Lo hemos rezado así muchas veces.
Discípulo2: Pero Dios no nos escucha.
Jesús: Tenéis que seguir rezando ... ¡sin desanimaros! Sentaos aquí, os voy a contar una parábola: «Había una vez un juez en una ciudad que no tenía respeto a Dios ni a los hombres»
Discípulo1: ¡Menuda pieza, vaya caradura!
Jesús: «En la misma ciudad había una mujer viuda que lloraba ante el juez, diciendo:
Viuda: ¡Por favor, te lo ruego, hazme justicia frente a mi adversario!
Jesús: «Pero el juez se negaba una y otra vez, hasta que un día pensó:
Juez: Aunque no temo a Dios, ni me importan los hombres, como esa viuda me está fastidiando, le haré justicia, no sea que acabe por pegarme en la cara.
Jesús: «Fijaos en lo que le dice el juez injusto a la viuda»
Juez: Está bien, está bien. Anda, ven conmigo y te haré justicia.
Jesús: ¿Creéis que Dios no os escuchará a vosotros si le gritáis día y noche? ¿Va a daros largas?
Discípulo2: Entonces, ¿hay que insistir más y más, para que Dios Padre nos haga caso?
Discípulo1: ¡Pues ya verá el Padre Dios lo pesado que me pongo! ¿Seguro que nos escuchará?
Jesús: Seguro, y os hará justicia sin tardar.
Discípulo2: Es muy difícil pedir al padre con tanta fe
Discípulo 1: Además, nunca sabemos si él está de acuerdo con lo que le pedimos.






lunes, 7 de octubre de 2019

Evangelio del Domingo

Curación de los diez leprosos - Lucas 17, 11-19
Evangelio dialogado
Narrador: En aquel tiempo, Jesús, que iba camino de Jerusalén, pasaba por confines entre Samaría y Galilea, y, al entrar en un pueblo, salieron a su encuentro diez leprosos, que se pararon a distancia, y, levantando la voz, dijeron:
Niño/a: “¡Jesús, Maestro, ten compasión de nosotros!”.
Narrador: Al verlos les dijo:
Jesús: “Id y presentaos a los sacerdotes”.
Narrador: Y sucedió que mientras iban, quedaron limpios.
Uno de ellos, viéndose curado, se volvió glorificando a Dios en alta voz; y postrándose rostro en tierra a los pies de Jesús, le daba gracias: y éste era un samaritano.
Tomó la palabra Jesús y dijo:
Jesús: ¿No quedaron limpios los diez? Los otros nueves, ¿dónde están? ¿No ha habido quien volviera a dar gloria a Dios sino ese extranjero?
Narrador: Y le dijo:
Jesús: “Levántate y vete; tu fe te ha salvado”.
Elaborado por: Fr. Emilio Díez Ordóñez y Fr. Javier Espinosa Fernández