domingo, 10 de noviembre de 2019

Evangelio del Domingo 17-11-19


Jesús recomienda a sus amigos que no se dejen llevar por las personas que anuncian catástrofes, desgracias y tragedias. Cuando oigáis que el momento final está cerca, no tengáis miedo ni os angustiéis. Aunque paséis por momentos difíciles en los que os insulten, persigan y os maldigan no perdáis la calma ni la confianza. Si os mantenéis unidos a mí no tengáis ningún miedo.


Evangelio dialogado - Lucas 21, 5-19

Narrador: Ayer estuve en el templo de Jerusalén. Herodes que lo mandó construir debió ser un tirano, según cuentan. Pero hay que reconocer que hizo un buen trabajo con ese templo. ¡Es impresionante, maravilloso, no hay otro igual!

Jesús: Es verdad, amigos, es un gran trabajo; pero ese templo que tanto admiráis, será destruido hasta que no quede piedra sobre piedra.

Narrador: Los discípulos reaccionaron con sobresalto y alarma, y le hicieron a Jesús una lluvia de preguntas:

Discípulo: ¿Qué dices, Maestro? ¿Cómo va a ocurrir eso? ¿Cuál será la señal de que eso va a suceder?

Jesús: Tened cuidado, que nadie os engañe. Muchos vendrán en mi nombre diciendo: Yo soy; pero no les sigáis .

Habrá noticias de guerras y revoluciones, pero no tengáis miedo. Se alzará pueblo contra pueblo, reino contra reino. Habrá grandes terremotos, hambre y epidemias; sucederán cosas espantosas y se verán cambios en el cielo.

Narrador: El rostro de Jesús se había transformado y su voz sonaba fuerte entre sus discípulos.

Jesús: A los que me seguís, os perseguirán, os llevarán a la cárcel y ante los reyes y gobernadores por causa mía. Así está escrito. Siempre os he dicho que seguirme a mí no es fácil, pero yo estaré siempre con vosotros.

Discípulo: Mira, Jesús que tus discípulos somos pocos y no tenemos medios para la defensa y estamos llenos de miedo.

Jesús: Yo os daré palabras tan acertadas que nadie podrá contradeciros. Cada vez seréis más y no tendréis miedo, porque yo estaré con vosotros. Estad tranquilos y sin temor, porque ni un cabello de vuestra cabeza perecerá. Quiero decir que, con vuestro testimonio y aguante, conseguiréis la Vida.

Elaborado por: Fr. Emilio Díez Ordóñez y Fr. Javier Espinosa Fernández



PARA TIEMPOS DIFÍCILES
Los profundos cambios socioculturales que se están produciendo en nuestros días y la crisis religiosa que sacude las raíces del cristianismo en occidente, nos han de urgir más que nunca a buscar en Jesús la luz y la fuerza que necesitamos para leer y vivir estos tiempos de manera lúcida y responsable.
Llamada al realismo
En ningún momento augura Jesús a sus seguidores un camino fácil de éxito y gloria. Al contrario, les da a entender que su larga historia estará llena de dificultades y luchas. Es contrario al espíritu de Jesús cultivar el triunfalismo o alimentar la nostalgia de grandezas. Este camino que a nosotros nos parece extrañamente duro es el más acorde a una Iglesia fiel a su Señor.
No a la ingenuidad
En momentos de crisis, desconcierto y confusión no es extraño que se escuchen mensajes y revelaciones proponiendo caminos nuevos de salvación. Estas son las consignas de Jesús. En primer lugar, «que nadie os engañe»: no caer en la ingenuidad de dar crédito a mensajes ajenos al evangelio, ni fuera ni dentro de la Iglesia. Por tanto, «no vayáis tras ellos»: No seguir a quienes nos separan de Jesucristo, único fundamento y origen de nuestra fe.
Centrarnos en lo esencial
Cada generación cristiana tiene sus propios problemas, dificultades y búsquedas. No hemos de perder la calma, sino asumir nuestra propia responsabilidad. No se nos pide nada que esté por encima de nuestras fuerzas. Contamos con la ayuda del mismo Jesús: «Yo os daré palabras y sabiduría»… Incluso en un ambiente hostil de rechazo o desafecto, podemos practicar el evangelio y vivir con sensatez cristiana.
La hora del testimonio
Los tiempos difíciles no han de ser tiempos para los lamentos, la nostalgia o el desaliento. No es la hora de la resignación, la pasividad o la dimisión. La idea de Jesús es otra: en tiempos difíciles «tendréis ocasión de dar testimonio». Es ahora precisamente cuando hemos de reavivar entre nosotros la llamada a ser testigos humildes pero convincentes de Jesús, de su mensaje y de su proyecto.
Paciencia
Esta es la exhortación de Jesús para momentos duros: «Con vuestra perseverancia salvaréis vuestras almas». El término original puede ser traducido indistintamente como «paciencia» o «perseverancia». Entre los cristianos hablamos poco de la paciencia, pero la necesitamos más que nunca. Es el momento de cultivar un estilo de vida cristiana, paciente y tenaz, que nos ayude a responder a nuevas situaciones y retos sin perder la paz ni la lucidez.
José Antonio Pagola


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