sábado, 8 de febrero de 2020

Talleres y artesanos de la Edad Media

Durante la Edad Media mejoró la economía, la población aumentó y comenzó a construirse. Las ciudades crecieron y en ellas aparecieron los talleres de artesanos que se agruparon por gremios (aquellos que desempeñaban el mismo oficio).


Los obispos, reyes y nobles les encargaban hacer obras de arte para decorar sus palacios y sus iglesias. Estos artistas venían de diferentes países y ciudades y muchas veces no firmaban sus obras por lo que aparecían como anónimas. Otros, sin embargo, eran mundialmente conocidos.
Los oficios muchas veces se heredaban y los talleres pasaban de padres a hijos trabajando juntos.
En los talleres medievales cada oficio se dividía en tres categorías:

Se encargaba de la dirección artística del taller. Se encargaba de las partes más importantes de las obras y supervisaba el trabajo de los oficiales y aprendices. Ser maestro suponía muchos años de estudio y de trabajo.


Era el especialista del taller: escultor, pintor, cantero, herrero, orfebre, tejedor .... Podía convertirse en maestro.


Servía al maestro y aprendía su oficio. Aunque no tenían un sueldo se les daba alojamiento, comida y ropa. Podían empezar con 6 o 7 años y prepararse durante muchos más.

Un ejemplo cercano lo tenemos en el pintor Blasco de Grañén y su discípulo Pedro García de Benabarre.





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