lunes, 10 de febrero de 2025

Evangelio Domingo 16 de febrero

Bienaventuranzas - Lucas 6, 17.20-26

En aquel tiempo bajó Jesús del monte con los Doce y se paró en un llano con un grupo grande de discípulos y de pueblo, procedente de toda Judea, de Jerususalén de la costa de Tiro y Sidón. El, levantando los ojos hacia sus discípulos, les dijo: Dichosos los pobres, / porque vuestro es el Reino de Dios. Dichosos los que ahora tenéis hambre, / porque quedaréis saciados. Dichosos los que ahora lloráis, / porque reiréis. Dichosos vosotros cuando os odien los hombres, y os excluyan, y os insulten y proscriban vuestro nombre como infame, por causa del Hijo del hombre. Alegraos ese día y saltad de gozo, porque vuestra recompensa será grande en el cielo. Eso es lo que hacían vuestros padres con los profetas. Pero ¡ay de vosotros los ricos, / porque ya tenéis vuestro consuelo! ¡Ay de vosotros los que estáis saciados, / porque tendréis hambre! ¡Ay de los que ahora reís, / porque haréis duelo y lloraréis! ¡Ay si todo el mundo habla bien de vosotros! Eso es lo que hacían vuestros padres con los falsos profetas

Explicación

Jesús decía cosas tan importantes y hablaba al corazón de tal modo que, muchos, se reunían junto a él para escucharle. Sus palabras eran nuevas, y su modo de hablar era tan original que resultaba convencer a muchos de los que le escuchaban. Decía, por ejemplo : Seréis felices si no hacéis del dinero lo más importante para vivir. Desead mucho ( eso es tener hambre y sed ) la justicia y la paz . Que vuestro corazón sea tan sensible como para llorar con los que sufren. No tengáis miedo a quienes os puedan amenazar por ser amigos míos.

Elaborado por: Fr. Emilio Díez Ordóñez y Fr. Javier Espinosa Fernández







martes, 4 de febrero de 2025

lunes, 3 de febrero de 2025

Evangelio Domingo 9 de febrero

Pesca milagrosa - Lucas 5, 1-11

En aquel tiempo, la gente se agolpaba alrededor de Jesús para oír la palabra de Dios, estando él a orillas del lago de Genesaret; y vio dos barcas que estaban junto a la orilla: los pescadores habían desembarcado y estaban lavando las redes. Subió a una de las barcas, la de Simón, y le pidió que la apartara un poco de tierra. Desde la barca, sentado, enseñaba a la gente. Cuando acabó de hablar, dijo a Simón: -Rema mar adentro y echad las redes para pescar. Simón contestó: -Maestro, nos hemos pasado la noche bregando y no hemos cogido nada; pero, por tu palabra, echaré las redes. Y puestos a la obra, hicieron una redada de peces tan grande, que reventaba la red. Hicieron señas a lo socios de la otra barca, para que vinieran a echarles una mano. Se acercaron ellos y llenaron las dos barcas, que casi se hundían. Al ver esto, Simón Pedro se arrojó a los pies de Jesús, diciendo: -Apártate de mí, Señor, que soy un pecador. Y es que el asombro se había apoderado de él y de los que estaban con él, al ver la redada de peces que habían cogido; y lo mismo les pasaba a Santiago y a Juan, hijos de Zebedeo, que eran compañeros de Simón. Jesús dijo a Simón: -No temas; desde ahora serás pescador de hombres. Ellos sacaron las barcas a tierra y, dejándolo todo, lo siguieron.

Explicación

Jesús nos pide que pase lo que pase no nos rindamos aunque, a veces, no den resultado nuestros esfuerzos a la primera. Hay que ser constantes y confiados. Si le escuchamos y aprendemos de él, seguro que nuestra vida dará buenos frutos. Todo lo que realicemos debemos hacerlo con una confianza muy grande en su Palabra.

Evangelio dialogado

5º domingo ordinario-C (Lc 5,1-11)

Lucas: Jesús estaba a orillas del lago de Genesaret, en el momento en que unos pescadores habían desembarcado y estaban lavando las redes.

Niño1: ¡Vamos, Jesús nos va a hablar!

Niño2: ¡Yo también voy con vosotros!

Lucas: Dice Simón a Jesús:

Simón: Maestro, te van a aplastar. ¿Por qué no te subes a una barca?

Lucas: Subió, pues, Jesús a la barca de Simón y mandó a éste que le apartara un poco de la orilla. Desde la barca enseñaba a la gente.

Jesús: El Padre del cielo os quiere mucho y os necesita para anunciar la Buena Noticia.

Lucas: Cuando Jesús hubo terminado, le dijo a Simón:

Jesús: Rema mar adentro y echa las redes para pescar.

Simón: Maestro, nos hemos pasado la noche bregando y no hemos cogido nada. Pero si tú lo dices, echaré las redes.

Lucas: Y puestos a la obra, cogieron tal cantidad de peces que se reventaba la red. Y Simón no salía de su asombro. ¡Qué susto! Parecía un milagro.

Simón: ¡Eh, vosotros, Santiago, Juan, Andrés,... Venid y echadnos una mano!. ¡Traed los aparejos con la barca, que se nos rompe la red!

Lucas: Se acercaron y llenaron las dos barcas. Tantos peces había, que las dos barcas casi se hundían por el peso. Al ver esto, Simón se arrodilló delante de Jesús, diciendo:

Simón: ¡Apártate de mí, Señor, que soy un pecador!

Lucas: Y es que el asombro se había apoderado de él y de todos los que estaban con él, al ver la red llena de peces que habían cogido.

Jesús: No os asombréis, ni tengáis miedo: desde ahora seréis pescadores de hombres.

Lucas: Ellos sacaron las barcas a tierra y, dejándolo todo, lo siguieron.
 

Elaborado por: Fr. Emilio Díez Ordóñez y Fr. Javier Espinosa Fernández









JUEGO "PESCADORES DE HOMBRES":
Plantillas: