El buen Pastor - Juan 10, 11-18
En aquel tiempo dijo Jesús a los
fariseos: - Yo soy el buen Pastor. El buen pastor da la vida por las ovejas; el
asalariado, que no es pastor ni dueño de las ovejas, ve venir al lobo, abandona
las ovejas y huye; y el lobo hace estrago y las dispersa; y es que a un
asalariado no le importan las ovejas. Yo soy el buen Pastor, que conozco a las
mías y las mías me conocen, igual que el Padre me conoce y yo conozco al Padre;
yo doy mi vida por las ovejas. Tengo además otras ovejas que no son de este
redil; también a ésas las tengo que traer, y escucharán mi voz y hará un solo
rebaño, un solo Pastor. Por eso me ama el Padre: porque yo entrego mi vida para
poder recuperarla. Nadie me la quita, sino que yo la entrego libremente. Tengo
poder para entregarla y tengo poder para recuperarla. Este mandato he recibido
del Padre.
Explicación
Jesús para explicar algunas cosas
usaba comparaciones o ponía ejemplos de modo que quienes le escuchaban le
entendían muy bien. Por ejemplo, un día para hacerles saber cuánto quería a sus
amigos y a todos les dijo: Yo soy un pastor bueno que cuida de sus ovejas, las
defiende de todos los peligros, las acompaña en todo momento y las lleva donde
puedan comer pastos frescos y beber aguas limpias. Yo soy un pastor bueno que
vive todo el día dedicado a su rebaño y que está dispuesto a dar la vida por el
bien de sus ovejas.
Evangelio dialogado
NARRADOR: En aquel tiempo
Jesús hablaba con unos fariseos que habían venido para escucharle, y les
proponía su doctrina por medio de parábolas.
JESÚS: Yo soy el Buen
Pastor. El Buen Pastor da la vida por las ovejas.
FARISEO 1: ¿Por qué nos
dices cosas tan raras? ¿Tienes que ver tú con los pastores?
JESÚS: Yo cuido bien a mis
ovejas. Vosotros sois mis ovejas con tal que queráis admitirlo.
FARISEO 2: Éste siempre
habla con ejemplos, pero yo no entiendo lo que los ejemplos tienen que ver con
él.
NARRADOR: Jesús seguía
adelante con su discurso y les advertía sobre los malos y falsos pastores.
JESÚS: El asalariado, que
no es pastor ni dueño de las ovejas, ve venir al lobo, abandona las ovejas y
huye; y el lobo hace estragos y las dispersa. Es que a un asalariado no le
importan las ovejas.
FARISEO 1: Si tú eres el
buen pastor ¿quiénes son los asalariados? ¿Acaso nos acusas a nosotros de no
preocuparnos de los demás? ¿Somos nosotros los responsables de la ley y del
Templo los que ahuyentamos al pueblo? ¿Nos acusas de que no nos importan los
demás?
JESÚS: Yo conozco a mis
ovejas y las mías me conocen; oyen mi voz y me siguen. Y a cada una la llamo
por su nombre.
FARISEO 2: ¿Y nosotros?
JESÚS: Vosotros sois
falsos pastores. Sólo pensáis en vosotros. Parecéis, pero no sois. Decís, pero
no hacéis. Por eso abandonáis las ovejas y huís.
NARRADOR: El diálogo fue
haciéndose más duro por momentos, pues los fariseos no comprendían que Jesús
quería atraerlos al redil. Por eso Jesús les dijo:
JESÚS: Tengo otras ovejas
que no son de este redil; también a ésas las tengo que atraer, y escucharán mi
voz y habrá un solo rebaño y un solo pastor
FARISEO 1: ¿Acaso nosotros
no seguimos la ley que nos dejaron nuestros padres y no somos el pueblo
elegido?
JESÚS: Vosotros sois
también ovejas, pero no de mi rebaño. Cuando sepáis escuchar, oiréis mi voz y
habrá un solo rebaño y un solo pastor. Yo doy la vida por mis ovejas.
FARISEO 2: Pero nadie te
va a quitar la vida por nuestra culpa.
JESÚS: Nadie me quita la
vida; la entrego voluntariamente. Está en mi mano desprenderme de ella y está
en mi mano recobrarla. Éste es el encargo que me ha dado el Padre.
NARRADOR: Algunos fariseos
pensaban: ¡Éste está loco de atar! Pero... no puede estar loco un pastor que
quiere tanto a sus ovejas.
Elaborado por: Fr. Emilio Díez
Ordóñez y Fr. Javier Espinosa Fernández
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