martes, 31 de octubre de 2023

Evangelio Domingo 5 de noviembre

Hipocresía de los escribas y fariseos - Mateo 23, 1-12

En aquel tiempo, Jesús habló a la gente y a sus discípulos diciendo: - En la cátedra de Moisés se han sentado los letrados y los fariseos; haced y cumplid lo que os digan, pero no hagáis lo que ellos hacen, porque ellos no hacen lo que dicen. Ellos lian fardos pesados e insoportables y se los cargan a la gente en los hombros; pero no están dispuestos a mover un dedo para empujar. Todo lo que hacen es para que los vea la gente: alargan las filacterias y ensanchan las franjas del manto; les gustan los primeros puestos en los banquetes y los asientos de honor en las sinagogas; que les hagan reverencias por la calle y que la gente los llame "maestros". Vosotros, en cambio, no os dejéis llamar maestro, porque uno solo es vuestro Maestro y todos vosotros sois hermanos. Y no llaméis padre vuestro a nadie en la tierra, porque uno solo es vuestro Padre, el del cielo. No os dejéis llamar jefes, porque uno solo es vuestro Señor, Cristo. El primero entre vosotros será vuestro servidor. El que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido.

Explicación

Hablando Jesús a la gente y a sus discípulos les dijo: Mirad, los fariseos hablan y hablan, echan cargas pesadas sobre los demás, pero ellos no mueven ni un dedo. Por eso haced lo que os digan, pero no hagáis lo que ellos hacen.

Evangelio dialogado

Jesús: Amigos míos: en la cátedra de Moisés se han sentado los letrados y los fariseos. Haced y cumplid lo que os digan, pero no hagáis lo que ellos hacen. 

Discípulo 1: ¿Y eso, por qué, Maestro? Jesús: Porque ellos no hacen lo que dicen. 

Discípulo 2: ¿Qué es lo que hacen ellos? Jesús: Ponen cargas pesadas e insoportables y se las cargan a la gente en los hombros; pero ellos no están dispuestos a mover un dedo para empujar. 

Discípulo 1: Entonces...¿Para qué hacen todas esas cosas que les vemos hacer? Jesús: Todo lo que hacen es para que los vea la gente. 

Discípulo 2: ¿Para eso alargan sus rosarios? Jesús: Sí, para eso. 

Discípulo 1: ¿Y por eso ensanchan las franjas del manto? Jesús: Claro. 

Discípulo 2: ¿Y para eso buscan los primeros puestos en los banquetes y fiestas? Jesús: Naturalmente. Discípulo 1: Maestro, ¿es esa la razón de que ocupen siempre los asientos de honor en las sinagogas? Jesús: ¿No lo sabíais? 

Discípulo 2: ¡Claro que no! ¡Qué sinvergüenzas! 

Discípulo 1: Ahora comprendo lo que les gusta: que todos les hagamos reverencias por la calle y les llamemos “maestro”.

Discípulo 2: ¿Qué tenemos que hacer nosotros, Jesús? Jesús: Vosotros, en cambio, no os dejéis llamar Maestro. 

Discípulo 1: ¿Y eso por qué? Jesús: Porque uno solo es vuestro Maestro y todos vosotros sois hermanos. 

Discípulo 2: Pues que nos llamen “padre” está muy bien, ¿eh? Jesús: ¡No! No llaméis “padre” vuestro a nadie en la tierra. Porque uno solo es vuestro Padre, el del cielo. 

Discípulo 1: ¡Ya lo tengo, ya lo entiendo! Pueden llamarnos jefes. Jesús: Tampoco. No os dejéis llamar jefes, pues uno solo es vuestro Señor, Cristo 

Discípulo 2: Entonces... ¿cómo debemos actuar? Jesús: El primero entre vosotros será vuestro servidor. Discípulo 1: ¿y eso por qué? Jesús: Porque todo el que se enaltece será humillado, y el que se humille será enaltecido.

Elaborado por: Fr. Emilio Díez Ordóñez y Fr. Javier Espinosa Fernández



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