viernes, 27 de marzo de 2020

Evangelio del Domingo


Resurrección de Lázaro - Juan 11, 1-45
En aquel tiempo, las hermanas de Lázaro le mandaron recado a Jesús, diciendo: - Señor tu amigo está enfermo. Jesús al oírlo dijo: - Esta enfermedad no acabará en la muerte, sino que servirá para gloria de Dios, para que el Hijo de Dios sea glorificado por ella. Jesús amaba a Marta, a su hermana y a Lázaro. Cuando se enteró de que estaba enfermo, se quedó todavía dos días en donde estaba. Sólo entonces dice a sus discípulos: -Vamos otra vez a Judea. Cuando Jesús llegó, Lázaro llevaba ya cuatro días enterrado. Cuando Marta se enteró de que llegaba Jesús, salió a su encuentro, mientras María se quedaba en casa. Y dijo Marta a Jesús: - Señor si hubieras estado aquí, no habría muerto mi hermano. Pero aún ahora sé que todo lo que pidas a Dios, Dios te lo concederá. Jesús le dijo: - Tu hermano resucitará. Marta respondió: Sé que resucitará en la resurrección del último día. Jesús le dice: - Yo soy la resurrección y la vida: el que cree en mí, aunque haya muerto vivirá; y el que vive y cree en mí, no morirá para siempre. ¿Crees esto? Ella le contestó: - Si, Señor: yo creo que tú eres el Mesías, el Hijo de Dios, el que tenía que venir al mundo. Jesús muy conmovido preguntó: - ¿Dónde lo habéis enterrado? Le contestaron: - Señor, ven a verlo. Jesús se echó   a llorar. Los judíos comentaban: - ¡Cómo lo quería! Pero algunos dijeron: -Y uno que le ha abierto los ojos a un ciego, ¿no podía haber impedido que muriera éste? Jesús sollozando de nuevo, llegó a la tumba (Era una cavidad cubierta con una losa.) Dijo Jesús: - Quitad la losa Marta, la hermana del muerto, le dijo: -Señor, ya huele mal, porque lleva cuatro días. Jesús le dijo: - ¿No te he dicho que, si crees, verás la gloria de Dios? Entonces quitaron la losa, Jesús, levantando los ojos a lo alto dijo: - Padre, te doy gracias porque me has escuchado; yo sé que tú me escuchas siempre; pero lo digo por la gente que me rodea para que crean que tú me has enviado. Y dicho esto, gritó con voz potente: -Lázaro, ven afuera. El muerto salió, los pies y las manos atados con vendas, y la cara envuelta en un sudario. Jesús les dijo: -Desatadlo y dejadlo andar. Y muchos judíos que habían venido a casa de María al ver lo que había hecho Jesús, creyeron en él.



Explicación
Hoy vemos como gracias a Jesús se da la victoria de la vida sobre la muerte. Jesús recibe el recado de que su amigo Lázaro está enfermo y dos días después va a verlo, pero cuando llegó ya había muerto hacia cuatro días. Jesús, que lo quería mucho fue llorando, con Marta la hermana de Lázaro hasta la tumba. Entonces oro al Padre dándole gracias y después grito: ¡Lázaro ven afuera! Y Lázaro resucitó.

Evangelio dialogado
QUINTO DOMINGO DE CUARESMA – “A” (Jn. 11, 1-45)
NARRADOR: En aquel tiempo las hermanas Marta y María le mandaron a Jesús diciendo: Tu amigo Lázaro está muy enfermo.
JESÚS: Esta enfermedad no acabará con la muerte. Servirá para que el Hijo de Dios sea glorificado por ella.
NARRADOR: Jesús amaba a Marta, a su hermana y a Lázaro, pero se quedó todavía dos días en donde estaba, terminando lo que tenía que hacer. Sólo después se encaminó hacia Judea. Y les dijo a los discípulos:
JESÚS: Lázaro, nuestro amigo, está dormido: voy a despertarlo.
DISCÍPULO: Señor, si duerme, se salvará, se pondrá bien.
JESÚS: Lázaro ha muerto. Ahora vamos a su casa, y me alegro que me acompañéis, para que veáis el poder de Dios y creáis.
NARRADOR: Cuando llegó Jesús, Lázaro llevaba cuatro días enterrado.
MARÍA: ¡Maestro, Maestro! ¿Cómo no has venido antes?
MARTA: Si hubieras estado aquí, ahora estaría vivo, no le habrías dejado que muriera. Pero yo sé que todo lo que pidas a Dios, Dios te lo concederá.
JESÚS: Tu hermano resucitará.
MARTA: Sé que resucitará en la resurrección del último día.
JESÚS: Yo soy la resurrección y la vida. El que cree en mí, aunque haya muerto vivirá; y el que está vivo y cree en mí, no morirá para siempre. ¿Crees tú esto?
MARTA: Sí, Señor. Yo creo que tú eres el Mesías, el Hijo de Dios. El que tenía que venir al mundo.
JESÚS: ¿Dónde le habéis enterrado?
MARÍA: Aquí cerca. Ven a verlo.
NARRADOR: Jesús se echó a llorar, y la gente comentaba: ¡cómo le quería! Otros murmuraban: ¿no podía haber impedido que muriera éste? Jesús sollozando llegó a la tumba y dijo:
JESÚS: ¡Quitad la losa!
MARTA: Señor, huele mal. Lleva ahí cuatro días.
JESÚS: ¿No te he dicho que si crees, verás la gloria de Dios?
NARRADOR: Los judíos se dispusieron a quitar la losa. Jesús, ante el pueblo, levantó los brazos al Cielo en oración:
JESÚS: Padre, te doy gracias porque me has escuchado. Yo sé que Tú me escuchas siempre, pero lo digo por la gente que me rodea, para que crean que Tú me has enviado.
NARRADOR: Y dicho esto, gritó con voz potente:
JESÚS: ¡Lázaro...! ¡Sal fuera!
NARRADOR: El muerto salió, los pies y las manos atados con vendas, y la cara envuelta en un sudario.
JESÚS: Desatadlo y dejadle andar.
NARRADOR: Y muchos judíos que habían venido a casa de María, al ver lo que había hecho Jesús, creyeron en Él.

Elaborado por: Fr. Emilio Díez Ordóñez y Fr. Javier Espinosa Fernández


 




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