Celebramos el próximo domingo la
fiesta de la Ascensión del Señor. Jesús asciende para descender y quedarse
todos los días con nosotros, muy cerca y para siempre, a través del Espíritu,
de la Palabra y de los sacramentos.
En lugar de subir, esta fiesta es
una invitación a bajar. Esta solemnidad es un recuerdo de algo muy importante:
somos testigos del encuentro con Jesús Resucitado, que hemos vivido en la
Iglesia y sintiéndonos Iglesia. No es una experiencia para guardar sino para
compartir y transmitir al mundo.
Jesús nos lanza. Nos lanza para
que la luz de la Resurrección llegue a todos los rincones. Se vale de nosotros,
pobres instrumentos para dar color al mundo.
Es nuestro tiempo, bajo la mirada
y el impulso del Espíritu Santo.
Dibu: Patxi Velasco FANO
Texto: Fernando Cordero sscc
Evangelio dialogado
ASCENSIÓN DEL SEÑOR –
“C” (Lc. 24, 46-53)
NARRADOR: En
aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos:
JESÚS: Así estaba
escrito: el Mesías padecerá, resucitará de entre los muertos al tercer día y en
su nombre se predicará la conversión a todos los pueblos, empezando por
Jerusalén.
DISCÍPULO1:
Señor, ¿Y cómo se va a llevar a cabo esto?
JESÚS: Vosotros
sois mis testigos.
DISCÍPULO2: ¿Y si
no nos quieren creer?
JESÚS: Yo os
enviaré lo que mi Padre ha prometido.
DISCÍPULO1: ¿Y
qué tenemos que hacer nosotros?
JESÚS: Vosotros
quedaos en la ciudad, hasta que os revistáis de la fuerza que os enviará mi
Padre.
NARRADOR: Después
los sacó hasta Betania y, levantando las manos los bendijo. Y mientras los
bendecía se separó de ellos, subiendo hacia el cielo.
DISCÍPULO1: Oye,
chicos… ¿qué está sucediendo?
NARRADOR: Ellos
se postraron ante él y se volvieron a Jerusalén con gran alegría.