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Hoy Adelina de quinto nos ha explicado la tradición de pintar huevos de Pascua en Rumanía, costumbre que se lleva a cabo en otros países europeos también. Antiguamente los huevos se teñían de manera natural, por ejemplo, cociendo con cebolla roja. Hoy en día se utilizan colorantes y se decoran de manera muy minuciosa. Es costumbre en Rumanía llevarlos a la Iglesia en Pascua y bendecirlos con otros alimentos. ¡Muchas gracias, Adelina!
Aparición de Jesús en lago de Tiberíades - Juan 21, 1-19
En aquel tiempo, Jesús se apareció otra vez a los discípulos junto al lago de Tiberíades. Y se apareció de esta manera: Estaban juntos Simón Pedro, Tomás apodado el Mellizo, Natanael el de Caná de Galilea, los Zebedeos y otros discípulos suyos. Simón Pedro les dice: - Me voy a pescar. Ellos le contestan: - Vamos también nosotros contigo. Salieron y se embarcaron; y aquella noche no cogieron nada. Estaba ya amaneciendo, cuando Jesús se presentó en la orilla; pero los discípulos no sabían que era Jesús. Jesús les dice: - Muchachos, ¿tenéis pescado? Ellos contestaron: - No. El les dice: - Echad la red a la derecha de la barca y encontraréis. La echaron, y no tenían fuerzas para sacarla, por la multitud de peces. Y aquel discípulo que Jesús tanto quería le dice a Pedro: - Es el Señor. Al oír que era el Señor, Simón Pedro, que estaba desnudo, se ató la túnica y se echó al agua. Los demás discípulos se acercaron a la barca, porque no distaban de tierra más que unos cien metros, remolcando la red con los peces. Al saltar a tierra, ven unas brasas con un pescado puesto encima y pan. Jesús les dice: - Traed de los peces que acabáis de coger. Simón Pedro subió a la barca y arrastró hasta la orilla la red repleta de peces grandes: ciento cincuenta y tres. Y aunque eran tantos, no se rompió la red. Jesús les dice: - Vamos, almorzad. Ninguno de los discípulos se atrevía a preguntarle quién era, porque sabían bien que era el Señor. Jesús se acerca, toma el pan y se lo da; y lo mismo el pescado. Esta fue la tercera vez que Jesús se apareció a los discípulos, después de resucitar de entre los muertos.
Explicación
El evangelio de este domingo sigue haciendo normal la relación de Jesús resucitado con sus amigos. Él no es alguien que vivió con ellos sino ALGUIEN QUE ESTÁ con ellos. Esa presencia activa de Jesús les ayuda a echar las redes en el sitio que él les indica; les anima a no darse por vencidos a pesar de no haber tenido resultados en alguno de sus esfuerzos, y a tomar el alimento que el mismo Jesús les ofrece al concluir el trabajo. Y a Pedro que le había negado tres veces, le pone en situación favorable para que pueda afirmar, también por tres veces, que le quiere mucho. -Pedro, ¿ me amas ? -Sí, Jesús, tú sabes que te quiero. Hay que hacer como Jesús: crear situaciones favorables para que las personas nos digamos, de verdad, que nos queremos.
Evangelio dialogado
TERCER DOMINGO DE PASCUA –C- (Jn 21, 1-19)
Narrador: En aquel tiempo, Jesús se apareció otra vez a los discípulos junto al lago de Tiberíades. Y se apareció de esta manera:
Simón: Me voy a pescar
Tomás: Espera, Simón, voy contigo
Discípulos: Nosotros también vamos
Narrador: Salieron y se embarcaron; y aquella noche no cogieron nada. Estaba ya amaneciendo, cuando Jesús se presentó en la orilla, pero los discípulos no sabían que era Jesús.
Jesús: ¡Eh, muchachos! ¿Tenéis pescado?
Discípulos: NO
Jesús: Echad la red a la derecha de la barca y encontraréis.
Discípulo1: Llevamos toda la noche y no hemos pescado un solo pez
Discípulo2: ¿Por qué hemos de hacerle caso? Querrá burlarse de nosotros. Es una tontería hacerlo.
Discípulo1: Tiramos la red a ver qué pasa. El fracaso ya lo tenemos. Con intentarlo no perdemos nada.
Simón: Una vez el Maestro nos hizo una invitación parecida.
Discípulo2: Probar no cuesta nada. Echémosla a ver qué ocurre.
Discípulos: Venga, probemos.
Discípulo1: ¡Cuánto pesa! ¡Estirad, estirad fuerte la red!
Discípulo2: Simón, aquel es el Señor
Simón: ¿Cómo? ¡Es verdad!
Narrador: Simón Pedro, al instante, se ató la túnica y se echo al agua. Los demás discípulos se acercaron en la barca, porque no distaban de tierra más que unos cien metros, remolcando la red con los peces. Al saltar a tierra ven unas brasas con un pescado puesto encima y con pan.
Jesús: Traed de los peces que acabáis de coger
Simón: Aquí tienes, Señor. ¡Y son muy grandes!
Jesús: ¿Habéis pescado mucho?
Tomás: Yo calculo que hemos pescado más de 150 peces grandes. Las redes estaban a rebosar. ¡Y no se han roto!
Jesús: Vale, venid a comer
Narrador: Comieron pan y pescado asado. Ninguno de los discípulos
se atrevía a preguntar a Jesús quién era, porque sabían bien que era el Señor
resucitado de entre los muertos.
Después de haber comido, Jesús dice a Simón:
Jesús: Simón, ¿me amas más que éstos?
Simón: Sí, Señor, tú sabes que te quiero.
Jesús: Apacienta mis corderos
Narrador: Y Jesús vuelve a decirle por segunda y tercera vez a Pedro, que se pone triste:
Jesús: Simón, ¿me quieres?
Simón: Señor, tú lo sabes todo; tú sabes que te quiero.
Jesús: Apacienta mis ovejas. Ahora, ven y sígueme.
Elaborado por: Fr. Emilio Díez Ordóñez y Fr. Javier Espinosa Fernández
Apariciones a los discípulos - Juan 20, 19-31
Al anochecer de aquel día, el día
primero de la semana, estaban los discípulos en una casa con las puertas
cerradas, por miedo a los judíos. Y en esto entró Jesús, se puso en medio y les
dijo: - Paz a vosotros. Y diciendo esto, les enseñó las manos y el costado. Y
los discípulos se llenaron de alegría al ver al Señor. Jesús repitió: - Paz a
vosotros. Como el Padre me ha enviado, así también os envío yo. Y dicho esto,
exhaló su aliento sobre ellos y les dijo: - Recibid el Espíritu Santo; a
quienes les perdonéis los pecados les quedan perdonados; a quienes se los
retengáis les quedan retenidos. Tomás, uno de los Doce, llamado el Mellizo, no
estaba con ellos cuando vino Jesús. Y los otros discípulos le decían: - Hemos
visto al Señor. Pero él les contestó: - Si no veo en sus manos la señal de los
clavos, si no meto el dedo en el agujero de los clavos y no meto la mano en su
costado, no lo creo. A los ocho días, estaban otra vez dentro los discípulos y
Tomás con ellos. Llegó Jesús, estando cerradas las puertas, se puso en medio y
dijo: - Paz a vosotros. Luego dijo a Tomás: - Trae tu dedo, aquí tienes mis
manos; trae tu mano y métela en mi costado; y no seas incrédulo, sino creyente.
Contestó Tomás: - ¡Señor mío y Dios mío! Jesús le dijo: - ¿Porque me has visto
has creído? Dichosos los que crean sin haber visto. Muchos otros signos, que no
están escritos en este libro, hizo Jesús a la vista de sus discípulos. Estos se
han escrito para que creáis que Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios, y para
que, creyendo, tengáis vida en su Nombre.
Explicación
Tomás era uno de los seguidores
de Jesús a quien le costó más creer que había resucitado su amigo y Señor. Este
evangelio que hoy leemos nos anima a creer, acoger y aceptar la buena noticia
que recibimos de Jesús: el mal será vencido. El mal, en todas sus modalidades
-violencia, traición, odio, egoísmo, mentira, muerte, etc.- fue vencido por
Jesús, y quienes creen en él se deciden a batallar contra toda forma de mal con
que se encuentren. Para comenzar hay que hacer como Tomás cuando estuvo de cara
a Jesús y le dijo: ¡Señor mío y Dios mío!
Evangelio dialogado
Segundo Domingo de Pascua –C- (Jn
20,19-31)
Narrador: Al anochecer de
aquel día, el día primero de la semana, estaban los discípulos en una casa con
las puertas cerradas por miedo a los judíos. Y en esto entró Jesús.
Jesús: Paz a vosotros
Discípulo1: ¿Quién eres
tú?
Jesús: Soy yo, Jesús. No
tengáis miedo, mirad mis manos...mirad mi costado. Soy yo, Jesús.
Discípulo2: ¡Es Jesús, es
verdad, es el Maestro!
Discípulo3: ¡Ha
resucitado!¡Está entre vosotros!
Jesús: ¡Paz a vosotros!
Como el Padre me ha enviado, así también os envío yo. Recibid el Espíritu
Santo; a quienes les perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se
los retengáis, les quedan retenidos.
Narrador: Tomás, uno de
los doce llamado el Mellizo, no estaba con ellos cuando vino Jesús.
Tomás: Buenos días, ¿qué
pasa? Os veo raros. ¿Ha ocurrido algo mientras yo estaba fuera?
Discípulo2: Se nos ha
aparecido y ha hablado con nosotros.
Tomás: ¿Os habéis vuelto
locos?
Discípulo3: Es verdad,
Tomás, Jesús ha estado aquí.
Tomás: ¡Vamos, anda!
Discípulo1: Nos ha
transmitido el Espíritu Santo
Discípulo2: Y el poder de
perdonar los pecados
Tomás: No me lo creo
Discípulo3: No seas
cabezota, Tomás, es verdad que Jesús ha estado aquí.
Tomás: Vale, vale. Pero si
no veo en sus manos la señal de los clavos, si no meto el dedo en el agujero de
los clavos y la mano en su costado, no lo creo.
Narrador: A los ocho días,
estaban otra vez dentro los discípulos y Tomás con ellos. Llegó Jesús, estando
cerradas las puertas.
Jesús: ¡Paz a vosotros!
Discípulos: ¡Es el Señor!
¡Qué alegría! Es estupendo que estés aquí.
Jesús: Paz a vosotros. Ven
Tomás.
Discípulo1: Venga, Tomás,
es Jesús el Maestro.
Jesús: Ven, Tomás. Trae tu
dedo, aquí tienes mis manos. Trae tu mano y toca mi costado, y no seas
incrédulo sino creyente.
Tomás: ¡Señor mío y Dios
mío!
Jesús: ¿Porque me has
visto has creído? Dichosos los que crean sin haber visto
Narrador: Muchos otros
signos que no están escritos en este libro hizo Jesús a la vista de sus
discípulos. Estos se han escrito para que creáis que Jesús es el Mesías, el
Hijo de Dios, y para que creyendo tengáis vida en su nombre.
Elaborado por: Fr. Emilio Díez
Ordóñez y Fr. Javier Espinosa Fernández
Durante el tercer trimestre trabajaremos a nivel de centro el país de Croacia. Desde nuestra asignatura recordaremos el significado de la Pascua a través de la expresión plástica de los huevos de Pascua y su recreación típica del norte de este país.
La capital de Croacia, Zagreb, y su plaza principal, Ban Jelačić, se convierten en una auténtica galería al aire libre. Los grandes huevos de Pascua ornamentales están por toda la ciudad. Todos ellos están pintados al estilo croata ingenuo, originario del condado de Koprivnica-Križevci. En los huevos se ven motivos de pueblos croatas, ciudades, mar, montañas y gente de los pueblos y ciudades.