La espiritualidad del mundo medieval contribuyó a que toda Europa se poblara de iglesias. Éstas eran construidas por maestros especializados que se trasladaban de unos lugares a otros, allí donde se necesitaba construir un templo. Ellos difundieron el primer estilo común de toda Europa: el arte románico.
La iglesia era el lugar más importante en las aldeas medievales. Como sus interiores eran demasiado oscuros, se pensó en animarlos con pinturas.
Las pinturas y esculturas románicas se usaron para explicar de forma didáctica la Historia Sagrada, la vida de Jesús, de la Virgen María o de los santos.
Se usaron símbolos e imágenes para representar el bien y el mal. Sólo se representaba lo importante y se utilizaban pocas líneas.
Un ejemplo es el Pantocrátor de Villamana (s.XIV) que se encuentra en el Museo Diocesano de Barbastro-Monzón. Esta pintura al fresco estaba en el ábside de una iglesia románica.
Foto web Museo Diocesano Barbastro-Monzón
Otro ejemplo es el Pantocrátor de Vio, que proviene de la iglesia parroquial de San Vicente Mártir (S.XII). Estas pinturas fueron arrancadas, pasadas a lienzo y restauradas. Actualmente se encuentran en una capilla norte de la catedral de Barbastro y datan del s.XIII.
Fotos Isabel Martínez Rodríguez
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