Al anochecer de aquel día, el
primero de la semana, estaban los discípulos en una casa, con las puertas
cerradas por miedo a los judíos. En esto entró Jesús, se puso en medio y les
dijo: -Paz a vosotros. Y diciendo esto, les enseñó las manos y el costado. Y
los discípulos se llenaron de alegría al ver al Señor. Jesús repitió: - Paz a
vosotros. Como el Padre me ha enviado, así os envío yo. Y dicho esto, exhaló su
aliento sobre ellos y les dijo: -Recibid el Espíritu Santo; a quienes les
perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les
quedan retenidos.
Evangelio dialogado
Domingo de Pentecostés –ciclo
C- (Jn 20,19-23)
Narrador: Escuchad, amigos y
amigas, voy a contaros lo que sucedió tras la resurrección de Jesús. Los
discípulos estaban en una casa, con las puertas cerradas, por miedo a los
judíos.
Discípulo1: ¿Y qué habían hecho
los judíos para tenerles miedo?
Narrador: Acusaron a Jesús
falsamente y consiguieron que Pilato le condenara a morir en la cruz.
Discípulo2: Y los discípulos
temían que se les acusara también. ¡Qué cobardes!
Narrador: ¿Qué haríamos en su
lugar? Jesús era su fuerza y su refugio. Además ellos soñaban con un Mesías
victorioso. De hecho, lo abandonaron todo por seguirle, y ¡menuda decepción!
Sin embargo, escuchad: Ha anochecido, es el día primero de la semana… Y de
repente una voz les sorprende y les dice:
Jesús: ¡Paz a vosotros!
Discípulos: Es el Maestro, es el
Señor… ¡Ha resucitado!... no es posible.
Jesús: No tengáis miedo. Mirad
mis manos, mirad mi costado. Soy yo, Jesús, el Maestro.
Discípulo1: ¡Qué bien, Maestro…,
has vuelto Jesús!
Discípulo2: Tu presencia nos
anima y reconforta, ¡ya no tenemos miedo! ¡Qué alegría tenerte aquí!
Discípulo1: Sí, sí, qué alegría.
Gracias por acordarte de nosotros.
Jesús: Paz a vosotros. Como el
Padre me ha enviado, así también os envío yo. Recibid el Espíritu Santo.
Discípulo2: Perdona,
Maestro...pero... ¿para qué queremos nosotros a ese Espíritu?
Discípulo1: ¡Claro!, alguien
tendrá que ayudarnos... iluminarnos... guiarnos y... cambiarnos por dentro ¿no
crees? … ¡Falta nos hace!
Narrador: Y Jesús queriendo
darles confianza y ánimo, les dice:
Jesús: A quienes les perdonéis
los pecados, les quedan perdonados y a quienes se los retengáis, les quedan
retenidos.
Elaborado por: Fr. Emilio Díez
Ordóñez y Fr. Javier Espinosa Fernández
Explicación
Cuando mataron a Jesús, sus
amigos pasaron mucho miedo y se escondieron. Pero él, para ayudarles, volvió a
su lado y les dijo: No tengáis miedo, ni os acobardéis. Al contrario tened en
vuestro corazón y en vuestras manos las llaves de la paz, y con ella abrid a
todos las puertas de la alegría y la paz. Y diciendo esto les comunicó su
Espíritu, es decir su Amor, para que fueran mensajeros de amistad y unidad
entre las personas.
Elaborado por: Fr. Emilio Díez
Ordóñez y Fr. Javier Espinosa Fernández
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