La vid verdadera - Juan 15, 1-8
En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos: - Yo soy la verdadera vid y mi Padre es el labrador. A todo sarmiento mío que no da fruto lo arranca, y al que da fruto lo poda para que dé más fruto. Vosotros estáis limpios por las palabras que os he hablado; permaneced en mí y yo en vosotros. Como el sarmiento no puede dar fruto por sí, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí. Yo soy la vid, vosotros los sarmientos; el que permanece en mí y yo en él, ése da fruto abundante; porque sin mí no podéis hacer nada. Al que no permanece en mí, lo tiran fuera, como al sarmiento, y se seca; luego los recogen y los echan al fuego, y arden. Si permanecéis en mí y mis palabras permanecen en vosotros, pediréis lo que deseéis, y se realizará
Explicación
Otro día Jesús utilizó un ejemplo muy acertado para decir a sus amigos cómo deben estar muy unidos a él. Les dijo: Si los sarmientos tienen muchos racimos de uvas es porque están unidos a la cepa. Del mismo modo, vosotros, estaréis cargados de racimos de bondad y alegría si os mantenéis unidos a mí por la confianza y el cariño.
Evangelio dialogado
JESÚS: ¿Queréis que os cuente una parábola? Debo deciros algo importante y me parece que así lo entenderéis mejor.
DISCÍPULO1: Algunas parábolas son un poco complicadas. ¡Menudo lío se hicieron el otro día los fariseos con lo del Buen Pastor!
DISCÍPULO2: Pero como el Maestro tiene mucha paciencia y nos lo explica, nosotros nos aclaramos siempre. ¡Empieza, Maestro, empieza!
JESÚS: Yo soy la verdadera vid. ¿Sabéis lo que es la vid?
DISCÍPULO1: Sí, Maestro, lo sabemos. Es una planta con tallos y hojas que nos da uvas.
JESÚS: Muy bien. ¿Y sabéis cómo se llaman a los tallos y a las hojas de la vid?
DISCÍPULO2: Sí, a las hojas se les llama pámpanos y a los tallos sarmientos.
DISCÍPULO1: Y de los sarmientos sale el fruto, o sea, la uva.
JESÚS: ¡Estupendo! Me alegra mucho que sepáis tanto. Seguro que entendéis bien lo que voy a deciros. Mirad, yo soy la vid, vosotros los sarmientos y mi Padre es el labrador.
DISCÍPULO2: ¿Y los frutos, o sea, las uvas?
JESÚS: Los frutos son todas la cosas buenas que hacéis.
DISCÍPULO1: Y al Padre... no le gustan los sarmientos que no dan fruto.
JESÚS: ¡Claro! A esos los poda, para que den más fruto..
DISCÍPULO2: ¿Nosotros somos buenos sarmientos?
JESÚS: Sí; estáis limpios por las palabras que yo os he hablado, pero tenéis que permanecer en mí y yo en vosotros; un sarmiento solo, no puede dar fruto.
JESÚS: Entonces...¡seguid conmigo y yo seguiré con vosotros! De esa forma vuestros frutos serán abundantes.
DISCÍPULO2: Es cierto, Jesús, sin ti no se puede hacer nada. Y los que no hacen nada son como los sarmientos secos.
DISCÍPULO1: Se recogen, se queman y... ¡cómo arden!
JESÚS: Si permanecéis en mí y mis palabras permanecen en vosotros, pedid lo que queráis y se cumplirá.
Elaborado por: Fr. Emilio Díez Ordóñez y Fr. Javier Espinosa Fernández
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